viernes, 19 de julio de 2013

Reflejada en mi propio reflejo



Son las 22:36 de un viernes en el que me había propuesto hacer reformas en mi vida y una vez más, 
se han quedado en eso, propósitos.

Uno de los cambios era volver a casa caminando en lugar de coger el metro o cualquier otro medio de transporte y aquí estoy, en un andén desolador, sudando como si me encontrase en plena selva Amazónica y con la conciencia aporreando mi cabeza.

Para los que no me conozcáis, que supongo que seréis la mayoría, os contaré que me llamo Sofia y estoy gorda, 
que digo gorda, gordísima.

Me consuela pensar que por lo menos soy franca conmigo misma y no caigo en el engaño del "solo me sobran unos kilitos" o "es que soy ancha de huesos"

A mis 26 años y con mis 115 "kilitos de más" soy incapaz de cumplir un objetivo de lo más sencillo y os preguntaréis porque... pues bien, sencillamente porque estoy harta de que toda la humanidad se tome la molestia de decirme lo que tengo que hacer y lo que es beneficioso para mi, porque si a alguien le corresponde esa tarea, es a mi.

Y hoy, he decidido que mis 115 kilos y yo, volvemos a casa en metro y vamos a comer helado hasta perder el sentido.

Mañana será otro día y con el vendrán nuevos propósitos.

Las estaciones pasan, las caras cambian, los vagones se vacían.
Suena el silbato, las puertas se cierran y con ellas mi reflejo me regala una mirada de aprobación que consigue poner punto y final a este estúpido viernes.


· Sofia ·


2 comentarios:

  1. Es lo mejor que podía hacer Sofía...quererse tal cual.

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    1. Como dirían las abuelas... "Si no te quieres tu quien te va a querer..."
      Gracias por leernos, encantados de tenerte por aqui.

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